La primera vez que llegamos a este lugar, la muerte era la reina de todo lo que se veía, solemne en su elevado y solitario trono. Teníamos muy poco, y estábamos hambrientos, pero esta montaña artificial nos ofreció alimento. Al comernos los sombreros y los pies de las setas, tuvimos visiones de un mundo próspero. Era una promesa de lo que estaba por venir. Este, entonces, será nuestro nuevo hogar hasta que nuestra tierra prometida se vuelva realidad.
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La primera vez que llegamos a este lugar, la muerte era la reina de todo lo que se veía, solemne en su elevado y solitario trono. Teníamos muy poco, y estábamos hambrientos, pero esta montaña artificial nos ofreció alimento. Al comernos los sombreros y los pies de las setas, tuvimos visiones de un mundo próspero. Era una promesa de lo que estaba por venir. Este, entonces, será nuestro nuevo hogar hasta que nuestra tierra prometida se vuelva realidad. — Tallado ancestral